La ficción nos abre en muchas ocasiones una puerta a la reflexión sobre nuestra propia realidad.
En este caso el cuento de Marcelo y Cris, esta historia de una pareja, en la que él intenta controlar la forma de vestir y maquillarse de ella y, sobre todo, sus relaciones con sus amigas, nos ha permitido debatir, intercambiar opiniones y, finalmente, comprender que, violencia de género, no es tan sólo los golpes y los insultos.
Nos tiene que quedar claro que tener pareja no significa que esa persona pase a ser de nuestra propiedad. Somos independientes, tenemos que ejercer nuestro derecho a decidir con quien nos relacionamos, que nos ponemos y como queremos ser. Y conocer las características de una relación tóxica nos puede dar elementos con los que reconocer como tales aquellas que ya hemos podido tener y que no queremos repetir.
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